viernes, 23 de julio de 2021

¿Cuándo se espera alcanzar el PIB pre-pandemia?

 

¿Cuándo se espera alcanzar el nivel de PIB pre-pandemia? ¿Para cuándo se espera la recuperación económica?

Gustavo Vargas

19 Julio 2021

 

La respuesta a la primera pregunta es clara luego de una corta recesión en abril y mayo de 2020 se inició la recuperación. La segunda cuestión es más interesante, y ésta es una de las preguntas que ronda en la mente de los economistas, el gobierno y los analistas económicos y de política. El tema es tan amplio que caben explicaciones que abonan en dirección de sirios y troyanos.

 

Una de las fuentes de conocimientos para aproximarnos a la respuesta puede ser a través de modelos más o menos sofisticados. Pero también podemos acudir a la teoría de los ciclos y una aproximación es a partir de aprender de la historia reciente de la economía nacional y mundial. Este último camino es el que exploro a continuación.

 

Si bien la recesión y la recuperación de 2020 es sui generis, pues se caracterizó por la sincronización de la crisis económica y la crisis de covid-19, y no se asemeja con algún otro ciclo al menos en el siglo pasado, podemos hacer algunas comparaciones que pueden ser de utilidad. Por ejemplo, tomemos la crisis de 2008 y 2009, que por su severidad sí podemos extraer algunos datos interesantes sobre el tema. En la gráfica siguiente se puede apreciar el último Indicador Global de la Actividad Económica IGAE, (junio de 2021) el cual nos sirve para comparar los ciclos de 2009 y 2020.

 



La información del IGAE (base 2013) es sumamente sugerente para estimar la recuperación que se presenta luego de una recesión. Podemos hacer dos aproximaciones: en primer lugar, el lapso entre la recesión y la recuperación del PIB pre-crisis, en segundo lugar, el lapso entre la cresta pre-crisis y la recuperación del nivel semejante de cresta pre-crisis. Esto lo podemos aproximar gracias a que podemos comparar el PIB con base a mismo IGAE.

 

Primer caso: recesión a la recuperación PIB pre-crisis:

Si tomamos la recesión de 2009, esta tuvo lugar entre abril-mayo de 2009, el IGAE, índice de la serie desestacionalizada (SD) fue de 85.4 y de tendencia ciclo (TC) fue de 86.1. El nivel pre-crisis se alcanzó en diciembre de 2010 cuando el IGAE, índice SD fue 93.3 y de TC 93.1 respectivamente. Por tanto, midiendo del punto más profundo de la recesión hasta la recuperación del punto PIB pre-crisis, transcurrieron 21 meses, casi dos años. Si este intervalo lo extrapolamos a la crisis actual:

En el presente ciclo, la recesión tuvo lugar en abril de 2020, en ese mes el IGAE  fue en  SD = 90.5, y TC =101.8   posteriormente viene la recuperación, si extrapolamos el número de meses que tardó la recuperación en el ciclo anterior el nivel pre-pandemia se podría alcanzar en enero de 2022.

 

Segundo caso: cresta pre-pandemia a la recuperación del PIB pre-crisis:

Tomando el ciclo que hace crisis en 2009 tenemos lo siguiente: el punto más alto de crecimiento previo a la crisis de 2009 fue en Julio de 2008, cuando los índices del IGAE fueron: SD 93.4 y TC 92.9. El tiempo transcurrido de este mes (cresta pre-pandemia) hasta la recuperación del PIB pre-crisis, tuvo lugar en diciembre de 2010 con índices IGAE de SD 93.3 y TD 93.1, el periodo transcurrido fue de 31 meses, correspondiente a dos años y medio.

 

Si extrapolamos estos datos al ciclo al actual, tomamos la cresta pre-crisis en febrero de 2019, cuando el IGAE reportó índices de SD 113.3 y TC 112.9, y, agregamos los 31 meses que tardó la recuperación anterior, esto nos lleva a esperar que la recuperación del PIB pre-pandemia, podría tener lugar alrededor de septiembre de 2021.

 

En resumen, en ambas aproximaciones la recuperación de la economía a niveles previos a la crisis se esperaría tenga lugar entre septiembre de 2021 y enero de 2022. Entre el cuarto trimestre del 2021 y el primero de 2022. Una evaluación semejante surge cuando consideramos el indicador de las actividades secundarias de la economía nacional, como se puede ver en la siguiente gráfica.

 

 


 

La interrogante planteada inicialmente puede ser replanteada de forma más específica: ¿Cuándo la economía podría alcanzar un IGAE cercano a 113?

 

El INEGI reportó el 19 de julio del año en curso su Indicador Oportuno de la Actividad Económica al mes de junio de 2021. Por una parte, estima anticipadamente una variación del IGAE para junio contra igual mes de 2020 de 14.7%, interesante. Pero el dato más importante es la estimación del índice que en escenario Newcast es 110.9 y el Superior de 112.2.

 

Por tanto, en junio la economía estaría respectivamente en cada escenario a uno y dos puntos de llegar al nivel de cresta PIB pre-pandemia. Por tanto, es previsible que en julio, agosto o septiembre se llegue al nivel señalado del IGAE, de 113. Es decir la recuperación parece más rápida que la observada a la recesión de 2009¡¡¡¡¡

 

Si la marcha de la economía es como lo reporta el INEGI, que no hay razón para suponer que sea una Fake news, la pregunta que podemos plantarnos es la siguiente:

 

¿Por qué la recuperación ha sido tan rápida?

 

Además, valga la pena subrayar que la crisis de 2020 fue una doble crisis económica y de pandemia. Existen varias razones, entre otras están las siguientes, que aquí enumeramos pero que desarrollaremos en las próximas entregas:

1.     Esta estimación del ciclo, por supuesto no está considerando el efecto de la crisis de la Covid-19, ni el efecto rebote, ni el efecto abstinencia.  

2.     La economía ha cambiado mucho en los últimos 10 a 12 años, y entre los factores que han de considerarse es la creciente inserción de la economía mexicana en la economía mundial (en particular con USA y China),

3.     La política de gasto para la administración Biden, el T-MEC,

4.     Las crecientes remesas de los migrantes mexicanos hacia nuestro país, las cuales compensan la reducción en la IED, y crea estabilidad en el TC.

5.     La política de equilibrios fiscales y monetarios de la actual administración, y su efecto sobre expectativas.

6.     Si bien existen dudas sobre el carácter de la inflación, su efecto ha sido menor que la variante Delta de la cobid-19. Y

7.     Los avances en la vacunación de la población.

 

Con todo, la marcha de la recuperación sigue condicionada a la amplitud y profundidad de las sucesivas olas de las variantes del Covid-19.

 

Finalmente, esta recuperación que obedece a las propiedades del ciclo económico no implica que por si solo lleve al rompimiento de los problemas estructurales y de desigualdad de la economía mexicana, como comentamos la semana anterior. Para ello el diseño de una política de largo plazo es sin duda imprescindible.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 15 de julio de 2021

¿La recuperación económica, es una paradoja?

 

¿La recuperación de la economía, es una paradoja?

Gustavo Vargas (15/07/2021)

Va el presente comentario para invitarles a leer el documento que publicó la CEPAL la semana pasada: Informe Especial, Covid-19 titulado “La paradoja de la recuperación en América Latina y el Caribe Crecimiento con persistentes problemas estructurales: desigualdad, pobreza, poca inversión y baja productividad”. Abordan cuatro temas sumamente interesantes tanto para la comprensión de AL como para la de México en particular: El rebote económico no asegura un crecimiento económico; Los impactos sociales se agudizan y se prolongan en la reactivación; Persiste el deterioro ecológico y retroceden las políticas ambientales; y Propuestas de estrategias y políticas.

 

 

Destaca el contexto histórico en el que se desarrolla la pandemia de la Cobid-19, pues luego del notable éxito del modelo de Industrialización por sustitución de importaciones, con altas tasas de crecimiento (de los 40s a mediados de los setentas), le siguió la aplicación de las políticas de austeridad de corte neoclásico respaldadas por el FMI y el BM que se tradujeron en una tendencia de largo plazo hacia una ralentización de la economía de toda la región, las cuales persisten hasta la actualidad, como se puede apreciar en la gráfica siguiente. 

 



 La sincronización de la crisis económica y el efecto de la Cobid-19 dieron lugar a una contracción en la economía latinoamericana en 2020 de 6.8% y en México de 8.3%. Luego de esta gran recesión se espera por esta institución un crecimiento para AL en 2021 y 2022 de 5.2% y 2.9%. Para el caso de México en esos años se estima sea de 5.8 y 3.2%. Así estamos ante un rebote especialmente acelerado que hace prever que el efecto del cierre de la economía pueda ser recuperado para mediados del próximo año. En otras estimaciones, se calcula que esto se va a lograr ya en el primer trimestre de 2022.

 

Una de las observaciones, que me parece central, es que “Nada permite anticipar que la dinámica de bajo crecimiento previa a la crisis vaya a cambiar. Los problemas estructurales que limitaban el crecimiento de la región antes de la pandemia se agudizaron y repercutirán negativamente en la recuperación de la actividad económica y de los mercados laborales más allá del repunte del crecimiento de 2021 y 2022. En Términos de ingresos per cápita, la región continúa en una trayectoria que conduce a una década perdida.”.  Los problemas estructurales continuarán y los desequilibrios sectoriales se agudizarán, además como resultado de la introducción de las nuevas tecnologías digitales.

 

Uno de los grandes problemas que están presentes en la economía mundial, y en AL es sin duda la inflación en los productos básicos. Es particularmente sobresaliente la inflación de los insumos relacionados con lo acelerado de la recuperación como es el caso de la energía y de los minerales y metales demandados por la industria manufacturera, como se puede ver en la gráfica siguiente. Esto configura en buena medida la naturaleza de la inflación que padece, en ese contexto la economía mexicana. En gran medida la inflación de alimentos procesados, que en su elaboración requiere de energía, (eléctrica y de gas) como el caso de las tortillas en México, está asociado con el crecimiento de los precios de los energéticos. 




Esta perspectiva es central pues la inflación que padece el mundo y la economía mexicana sin duda tiene un fuerte carácter de costos. Pero también debe considerarse el carácter oligopólico de esos mercados. Las grandes empresas que operan en los mismos tienen suficiente poder para trasladar el alza en los costos a los precios y al mismo tiempo aumentar su margen de ganancia.

 

El documento mencionado es además de interesante muy importante para comprender la dinámica del mercado mexicano. Sin embargo, conviene hacer una reflexión en cuanto al titulo del mismo artículo.

 

Este proceso de rebote o recuperación, en realidad no es una paradoja. En economía una recuperación, (periodos mensuales trimestrales o incluso anuales con tasas positivas en el PIB) no implica un proceso de crecimiento de largo plazo ni mucho menos. Si lo pensamos en términos de ciclos económicos, es solo la fase de expansión, la cual será seguida por una contracción y eventualmente años posteriores por una crisis económica. En este sentido una fase de recuperación económica no implica que ese crecimiento de lugar al rompimiento o superación de las restricciones estructurales de un fenómeno complejo de la economía.

 

El concepto paradoja implica un hecho o dicho aparentemente contrario a la lógica, es decir, que implica una contradicción.  Si consideramos que la economía se mueve en procesos sucesivos de expansión y contracción, los cuales tienen lugar aún dentro de un mismo modelo económico, entonces una recuperación solo es la fase de crecimiento de un ciclo económico y no un cambio de un modelo económico ni de política económica. Esta recuperación no es el inicio, ni mucho menos, de un proceso que vaya a lograr superar los problemas estructurales, de desequilibrio y de desigualdad que caracterizan a la economía mexicana.

 

Más allá de estas sutilezas del lenguaje, y la posibilidad de una ambigüedad, que pueda surgir de la esperanza de un crecimiento como el observado, sea el principio de la posibilidad de un cambio estructural. El artículo mencionado es excelente y muestra que en esta fase, si la pandemia de COVID lo permite, amen del rebote económico, no hay indicios de una política que se oriente a superar las restricciones estructurales de la economía Latinoamericana.

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